
Un 10 de abril de 1981 comenzaron a publicarse estas críticas en el Suplemento de Arquitectura del Diario Clarín. Primero fueron planteos donde la ciudad era mostrada en sus sectores diferenciados. Luego apareció el edificio como entidad juzgada. Antes habían desfilado sitios: monumentos, calles, barrios, y entre ellos, la sabiduría –popular, a veces, profesional, otras– de numerosos autores citados como aportes a cada uno de los temas. Se intentó introducir al lector en un espíritu compartido. Era la arquitectura y la poesía de la ciudad que se reflejaba y comentaba, creando aperturas hacia su comprensión. Hubo controversias. Muchas de las notas publicadas fueron tema de debate. Después comenzaron a aparecer críticas en otros medios de difusión. La importancia del tema encontró una muestra positiva y un camino correcto. Iglesia y Sabugo fueron creando un mundo de seguidores. Llegaron cartas, llamados telefónicos, sugerencias personales. La opinión en arquitectura había salido del cauce tradicional al que se estaba acostumbrado. Se trazó una línea –este libro la refleja fielmente– que es preciso proseguir. Así lo vienen haciendo a pesar de estar inmersos en un contexto político y económico que no es el ideal para un normal desarrollo de la arquitectura. No obstante, obras y críticas mediante, recordando el título de uno de los artículos, muy relacionado con el espíritu de la arquitectura que nos toca vivir, "la función debe continuar”, porque a pesar de los "pre” y de los "post"; de los "pro" y de los "contra", la ciudad tiene sus sitios y Buenos Aires sus arquitectos.
Precio: $40